LAS NIÑAS DE CRISTAL – NUEVA PELÍCULA DE NETFLIX SOBRE BALLET QUE TRAE DRAMA Y MUCHAS CRÍTICAS EN LA AUDIENCIA
“Los bailarines se enfrentan a una presión intensa; lenguaje, suicidio, desnudez” La nueva entrega de Netflix, LAS NIÑAS DE CRISTAL, escrita y dirigida por Jota Linares, quien ya es su segundo largometraje con la industria fue estrenada el 8 de abril a nivel mundial en la plataforma llevando al público a compartir sus opiniones sobre esta historia, la cual no fue tan color de rosas.
La película está protagonizada por un dúo impresionante: María Pedraza y Paula Losada.
LA PERSPECTIVA DETRÁS DE LOS APLAUSOS
Las Niñas de Cristal presenta el mundo del ballet profesional como un entorno deprimente y desagradable. Aquí, los bailarines desesperados compiten por la prominencia y el reconocimiento, temiendo y saboteando a los rivales mientras habitan en la paranoia, pasando por alto o minimizando el agotador costo físico que el baile cobra en sus jóvenes cuerpos.
En este caso, Irene (María Pedraza de la serie de Netflix Money Heist y Élite), elegida para interpretar el papel principal en Giselle de su compañía de ballet, también se enfrenta a los padres poco solidarios y hermana con la que vive.
Ninguno de ellos piensa mucho en el trabajo que hace y su padre le recuerda que será demasiado vieja para bailar cuando tenga 30 años. Su amiga y compañera de la academia, Aurora (Paula Losada) tiene una madre ex bailarina dominante que revive su vida de baile micro gestionando e infantilizando a su hija.
Norma (Mona Martínez), la jefa de la compañía, es una maestra de tareas cruel, sin tacto, manipuladora e implacable, que explota las inseguridades de sus bailarines y juega rivalidades para mantener el control.
Las dos chicas forman una estrecha amistad que proporciona seguridad emocional de aquellos que no las entienden o están tratando de controlarlas. La tragedia finalmente consume a varios personajes.
UN GIRO PARA LAS HISTORIAS DE BALLET EN LAS NIÑAS DE CRISTAL
Dancing on Glass, su nombre originalno va por el horror directo como lo hizo otra mirada cinematográfica sombría al ballet, Black Swan (2010), pero como se muestra aquí, es un mundo helado y sombrío.
Que los bailarines se impulsen sobre pies ensangrentados y músculos tensos, agotados y bulímicos, es casi una ocurrencia tardía. El dolor físico es lo de menos. Norma admite que manipula a sus bailarines, presionándolos para que se aíslen y jugando con su dimorfa corporal y trastornos alimentarios.
La feroz e incluso demencial auto-obsesión es lo que Norma impone a sus bailarines, fingiendo que todo es en nombre del gran arte. Norma ordena a la costurera que haga el traje de Irene más pequeño, ejerciendo más presión sobre la bailarina ya bulímica para que sea más delgada.
En un ensayo general, Irene casi se desmaya, probablemente porque no puede expandir su pecho lo suficiente como para respirar mientras se esfuerza. Irse a casa para estos bailarines es tan malo como estar en el trabajo, con un padre cómicamente insolidario que desdeña la danza, y una madre espeluznante que extraña los días de su propia carrera de ballet y lo revive a través de su hija.
BAILE, ENEMIGOS Y SUICIDIO
La historia del suicidio de María persigue la película. Mona Martínez interpreta al ballet supremo cuyo régimen perfeccionista es culpado por la muerte de Marie.
El espectador se ve arrastrado a un reino paranoico que parece ser la perspectiva fílmica elegida del ballet; un mundo donde la dedicación se ve empañada por el deseo de destruir a cualquier rival. Su rival, tanto en el ballet como en la realidad, es Olivia Baglivi, a quien todos esperaban que interpretara a Giselle. Aunque Aurora ayuda a Irene a darse cuenta de su potencial, su relación es potencialmente tóxica.
Tonalmente, esto está en los reinos de Whiplash y Black Swan, incluso la serie Tinny Pretty Things (Netflix). No hay escasez de ballet bellamente interpretado, filmado con gran arte, pero hay una falta de originalidad en los temas.
Después de una cita, Aurora acosa al distribuidor de folletos, interpretado por Fernando Delgado-Hierro. Su posterior desamor se hace eco de la historia de Giselle.
A pesar de la familiaridad del contenido, este es un DRAMA PSICOLÓGICO convincente que lleva a los personajes al borde de la obsesión, mientras sorprende con las revelaciones de la historia de fondo.
El título hace referencia a las dos mujeres, en un momento que expresa la profundidad de su amistad, realizando su experiencia en la danza en lo que parece ser un LAGO DE CRISTAL.
Esta imagen se repite al terminar la película, lo que deja un final algo ambiguo. Como nos recuerda la cita con la que cierra la película, Ide Isadora Duncan: «Si pudiera decirte lo que significa, no tendría sentido bailarlo”.
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